-El problema no era él, era su sonrisa. Y esas ganas descontroladas de tirarme a su cuello y rozar sus labios. El problema era que después de tanto tiempo no sabía ni cómo saludarle. No sabía cómo decirle que me moría cada vez que le veía con ella.- Hola, me alegro por ti.-Y me dí la vuelta para evitar que nadie me viera llorar.- (Eres fuerte, más que todo esto)
Todos tenemos derecho a no ser fuertes de vez en cuando. Ánimo guapa :_)
ResponderEliminarBah, seguro que él se lo pierde ;)
ResponderEliminarÁnimo y un beso :)