Con ellos, lo que sea.

Se trata de ellos. De dos niños, que un día se cruzaron en mi camino, que entraron en mi vida como cualquiera, pero terminaron como nadie. Llenos de inseguridades, con sus más y sus menos. Sus puntos débiles, y los fuertes. Y yo, que no me canso de decirles, que son los mejores. Pocas cosas merecen la pena, y ellos forman parte de esa reducida franja de gente, de esos 'especiales' que aparecen en tu vida y no puedes dejar marchar. Yo y todas las chorradas que suelto a lo largo del día, mis cursiladas y mis días bordes. Que no nos pesa ni un año todavía, y ya no quiero pasar una semana sin verlos. Ellos con sus sobradas, con su fachada de -malotes- y con esos corazones tan grandes. Pocas personas, han estado conmigo aún sin merecérmelo, como ellos.
Hemos pasado cosas, demasiadas en tan poco tiempo, unas buenas, otras malas. Pero siempre he podido contar con ellos y ellos conmigo. Me sé de sobra cuando tienen un día malo, o cuando necesitan ánimos. Me conozco sus caras de felicidad, de inocencia. Sé de sobra que estas ñoñerías no les van, pero saben que a mí me encantan, asique chss. Que todo esto ya lo saben, pero me gusta recordar, los motivos de mi felicidad. Que pueden alegrarme el día solo con hablarme, que me protegen y me cuidan. 'Que si de confianza se trata, somos como hermanos'.  Pocas personas se conocen tan bien como nosotros, por eso me considero afortunada. Por ellos, por tenerlos en mi rutina. Me gustaría poder agradecerles todo lo que cada día hacen por mí, pero no sabría cómo hacerlo. Sé lo importante que soy para los dos, y que si me han sonreído con mi cara de -recién levantada- pueden con todo. Que no me fallen, es lo único que quiero.