Es un 'tanto en tan poco'.

Un día te levantas y sonríes, llega el momento, te preparas y sales de casa, cojes la maleta y te dispones a andar. Llega el momento de despedirse de los padres, lo haces, no pasa nada, en 10 días los volverás a ver. Te subes al autobús, te sientas con tus amigos y te encaminas a una nueva aventura. Tras dos horas de viaje, llegáis, echas un vistazo al campamento y sonríes imaginando lo bien que te lo vas a pasar. Día tras día, durante 10, te das cuenta de que convivir con bichos se vuelve normal, que morirte de frío por las noches sirve para juntarse más en las tiendas, ves en desconocidos a amigos, te das cuenta de que hay personas capaces de robar papel higiénico y de atascar váteres con pasta de dientes. Vas viendo cómo un grupo de chicos que aparentemente no tienen nada en común, se juntan en uno, formando una piña, indispensables cada uno de sus miembros. La invasión de niños pequeños que al final echaríamos de menos. Ves a gente entrar y salir de la enfermería con botellas de agua naranja y te das cuenta de que el agua de las montañas no mola tanto como pensabas. Por las noches, necesitas una velada en condiciones para poder dormir, y empiezas a apreciar ese desayuno tan 'intercontinental' de cada día. Pasan los días, las horas, cada vez más deprisa, y te das cuenta de que pronto se va a acabar. No quieres que nada acabe, que el campamento llege a su fin, pero no puedes hacer nada. Te concentras en pasartelo genial, en disfrutar de los tuyos y sonreír a cada minuto. Estamos en el último día, las caras largas se notan, el ánimo está por los suelos, pero seguimos juntos. Por la noche, fiesta, toca perrear y pasárselo bien, bailando todos y compartiendo risas y carcajadas, como en el primer día. La despedida, la entrega de cartas del buzón y los lloros. Todos llorando, porque aún sabiendo que nos volveremos a ver, Lo que ha pasado en Boñar, no se olvida, no será igual, pero seguiremos siendo nosotros, por caminos algo separados, pero sin dejar de juntarnos de vez en cuando.
Y aquí estamos, ya ha pasado todo esto, estábamos en una burbuja tan genial que no nos queríamos dar cuenta de todo lo que lo íbamos a añorar. Pero en un cierto momento, la realidad se topa de frente con nosotros, y nos cuesta reaccionar. Todo lo vivido allí, todos los momentos que pasamos, el tiempo que estuvimos juntos, no se olvida, cada uno de los sentimientos despertados en ese campamento, se queda con nosotros, nos lo hemos llebado de allí. Cada una de las personas, ahora tiene un rincón en todos nuestros corazones, incluso las monitoras que tanto nos han apoyado y han luchado porque comiéramos o porque las hicieramos caso de vez en cuando. Esas personas que nunca llegamos a imaginar que significarían tanto para nosotros, por la mañana, la música a toda leche sonando, traficando con las comidas, por la tarde, asfixia en las tiendas a todo el sol, matando bichos de todas las formas, tamaños y colores, sacando nuestro lado cani-choni a relucir. Todo lo que hemos compartido ahí, está dentro de cada uno de nosotros, y se va a quedar por mucho tiempo.
Ahora solo queda pensar en que nos volveremos a reunir, volveremos a reír, y a llorar juntos al recordar todo esto, que tan felices nos ha hecho durante 10 días. Nos vamos a echar de menos, pero es lo que toca, recordar, siempre con una SONRISA de oreja a oreja, por todo eso, por nuestro genialisimo y particular BOÑAR 2012.